jueves, septiembre 18, 2008

Letargo...

No tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido, sin duda alguna había sido bastante, en su interior siempre supo que se volverían a encontrar, no sabía, donde, ni cuando, pero sentía que así sería; él creía que tan anhelado momento podría ser en algún café, bar, calle, sin embargo ni en sus peores pesadillas imaginó que el lugar de su ansiado reencuentro sería así.

Un lugar burdo, tétrico y hasta cierto punto insoportable, el último lugar donde quisieras encontrarte con esa persona tan especial, que marcó una etapa de tu vida, que fue tu maestra y alumna, tu alegría y tu tristeza, tu miedo y tu valor, tu todo y tu vacio, la persona que logró implantar su sello en tu corazón; pensó que todo eso era una parte que ella maquiavélicamente había fabricado para castigarlo por todo el daño que había hecho.

De pie frente a ella, con la mirada inundada de nostalgia, fija en un punto sin distraerse, pensaba que decir, quizás sería bueno hablar del día que se conocieron, o mejor aún de ese día tan esplendoroso donde el mundo te parecía pequeño, ese grandioso día donde se unieron para toda la eternidad, o podría hablar de lo mala persona que fue con ella, o peor aun de los motivos que llevaron a cada quien seguir su camino, en su mente sólo cavilaban ideas, una tras otra con un caótico orden que el universo jamás había visto.

Como si de una eternidad se tratara, parecía que al fin articularia palabra, mas sin embargo, lo único que se escucho fue el dulce cantar de la lluvia que mojaba su largo cabello negro, el sonido de la brisa jugueteando con algunas hojas, y el estrepitoso ruido de un relámpago que cimbro todo a su alrededor.

Con la mirada somnolienta y sin lograr articular una sola palabra dio media vuelta mientras se alejaba pausadamente con la lluvia recorriendo su cuerpo, a su espalda se leía grabado en una piedra mojada.

“...Las lágrimas más tristes que se lloran sobre las tumbas son por las palabras que nunca se dijeron.”




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes???? me caes gordo, me caes mal... tu gata me cae mejor e ire por ella para jalarle los bigotes y la cola.

saludos cocodrilo volador.

por cierto... esta bonito lo que escribiste, pero no por eso hoy me dejaras de caer mal.

Anónimo dijo...

/me ignorada...

saludos a tu felina